Claves para entender la ansiedad y saber cuándo necesita buscar ayuda.
Podemos decir que existe una forma de ansiedad considerada normal y otra que se clasifica como un trastorno del estado de ánimo. La principal diferencia es que la ansiedad normal puede experimentarla cualquier persona (niños, niñas o personas adultas) en situaciones cotidianas, especialmente cuando enfrenta algo nuevo o desconocido. Esta forma suele superarse con relativa facilidad, muchas veces de manera espontánea, como parte del proceso natural de adaptación y aprendizaje.
En cambio, el trastorno de ansiedad se caracteriza por síntomas más intensos y persistentes. La persona que lo padece se siente incapaz de controlar o manejar lo que está sintiendo, lo que interfiere significativamente en su vida diaria.
¿Qué es la ansiedad?
En términos generales, la ansiedad puede definirse como un estado de preocupación, alerta o tensión ante la expectativa de un resultado incierto. Sin embargo, en casos más complejos, puede aparecer sin una causa clara o aparente. En cualquiera de sus formas, la ansiedad se manifiesta a través de síntomas psicológicos, fisiológicos y conductuales.
Piense, por ejemplo, en alguna experiencia de su infancia: el inicio de un nuevo ciclo escolar, un cambio de colegio, un examen o una presentación en público. Tal vez sintió nervios, molestias en el estómago o incluso temblores. Por un momento, creyó que no podría con la situación, pero el evento pasó y todo volvió a la normalidad. Ahora imagine que esas sensaciones y pensamientos no desaparecen, sino que se prolongan durante días, semanas o incluso meses. En ese caso, podría estar enfrentando un trastorno de ansiedad, del cual probablemente no podrá salir sin ayuda.
A menudo se dice que la ansiedad es un “exceso de futuro”, es decir, una preocupación constante por lo que está por venir. Este tipo de pensamiento suele ser negativo o fatalista, lo que intensifica los síntomas y puede llevar a la persona a aislarse o evitar situaciones sociales.

¿Cómo reconocer los síntomas?
La ansiedad afecta diversas dimensiones de la persona, y en cada una de ellas pueden manifestarse distintos síntomas, tales como:
- Cognitivos: pensamientos de preocupación y miedo. Incluso puede llegar a sentirse amenazado.
- Fisiológicos: se produce un aumento en la actividad del sistema nervioso, lo cual se refleja en una mayor actividad cardiovascular, elevación de la temperatura corporal y la frecuencia respiratoria.
- Comportamentales: temblores, agitación, dificultad para gesticular, tics, evitar contacto social, entre otros.
La puedo afrontar solo/a o necesito ayuda
La ansiedad es más común de lo que se suele pensar. Por ello, es fundamental aprender a identificar sus síntomas y evaluar su intensidad. Si no se logra manejar la ansiedad por cuenta propia, es sumamente importante buscar apoyo profesional.
El primer paso es desarrollar el autoconocimiento, tomando conciencia de los cambios en el estado de ánimo y la frecuencia con la que se viven situaciones de estrés, que pueden convertirse en episodios de ansiedad. El siguiente paso es aprender técnicas de autorregulación emocional como herramientas clave para afrontarla de manera efectiva.

Ejercicios recomendados
Muchas veces se cree que el sistema nervioso únicamente reacciona de forma automática. Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que puede entrenarse para gestionar distintos estados emocionales. Esto no excluye que, en algunos casos, sea necesario recurrir a ayuda profesional.
- Meditación guiada con respiración consciente: inhale suavemente y exhale de forma más prolongada que la inhalación.
- Visualizaciones: imagine mentalmente un lugar seguro o una situación que le transmita calma y bienestar.
- Conexión con el cuerpo: practique caminatas conscientes, coloque las manos sobre el pecho o el abdomen, realice movimientos lentos y estiramientos, como en el yoga.
- Distraer la mente: estimule sus sentidos (vista, oído, tacto, olfato, gusto). Escuche sonidos relajantes como el agua, tome baños tibios, cante o baile.
- Llevar un diario: escriba cómo se siente y por qué se siente agradecido.
- Vínculo emocional: converse con alguien de confianza.
- Evitar estimulantes: reduzca el consumo de cafeína, azúcar y alcohol.
Reconocer y manejar la ansiedad desde sus primeras señales es un acto de amor propio que puede evitar un gran desgaste físico y emocional. Existen herramientas sencillas y poderosas para cultivar la calma, pero también es valioso pedir apoyo a un profesional de la salud mental. Escucharnos, cuidarnos y buscar apoyo nos guía hacia una vida equilibrada y sana.