Conozca más sobre este versátil ingrediente y descubra consejos para prepararlo fácilmente.
La yuca es mucho más que un tubérculo: es un alimento rico en nutrientes, resistente y versátil que se cultiva en zonas tropicales y subtropicales. Gracias a su alto contenido de carbohidratos y su tolerancia a sequías y plagas, se ha convertido en un cultivo clave para los agricultores de bajos ingresos en todo el mundo.

¡Se aprovecha todo el alimento!
Aunque su producto más conocido es el tubérculo (la yuca), sus hojas también son comestibles y están llenas de nutrientes, se utilizan en África y Asia como fuente alimenticia tanto para personas como para animales.
Esta planta requiere de altos niveles de iluminación, lo que la hace perfecta para crecer al aire libre, recibiendo directamente la luz del sol. Hoy en día, la yuca se cultiva en todas las provincias del Ecuador, con fuerte presencia en la región Amazónica. También se encuentra en los valles bajos de la Sierra y la Costa.
Un alimento que nutre al mundo
La yuca contiene:
- Carbohidratos complejos, ideales para una dieta balanceada.
- Vitaminas C y B6, además de potasio y magnesio, que fortalecen el sistema inmune y aportan energía.
Este alimento saludable, energético y lleno de nutrientes también es una de las principales fuentes de almidón del mundo: más del 30 % de sus raíces están compuestas por este carbohidrato. El almidón se utiliza en:
- Alimentos como snacks, mezclas para pasteles, repostería, fideos, yogur y tapioca.
- Productos industriales como papel, cartón, pastas, madera compuesta, medicamentos, alquitranes, azúcares y licores.

¿Cómo reconocer la yuca perfecta?
- Debe estar firme, sin partes blandas ni moho. Las zonas blandas indican que fue cosechada hace mucho y el moho sugiere exceso de humedad en la tierra.
- La cáscara debe estar lisa y no tener grietas profundas. Estas pueden alojar humedad o microorganismos, además de indicar resequedad, es decir, que el alimento ya lleva mucho tiempo cosechado.
- La pulpa debe ser blanca, similar al marfil. Evite yucas con vetas, manchas o zonas transparentes. Si su yuca vino en ese estado, se recomienda no utilizarla.
- Si tiene olor a humedad o presenta mal olor, es señal de fermentación o descomposición.
¿Cómo prepararla?
- La yuca tiene dos cáscaras. Lave bien la superficie, elimine el exceso de tierra y corte los extremos. Con la ayuda de un cuchillo pequeño, haga un corte a lo largo de la superficie (similar a pelar un verde) y retire la primera cáscara. Luego, retire la segunda capa rosada más húmeda.
- Retire la vena central (fibra dura), preferiblemente antes de cocinar. Si no puede, hágalo después de cocinarla. Esta vena central suele ser amarga, lo que podría afectar el sabor de sus preparaciones.
- Lave los trozos pelados en abundante agua.
- Cocine en agua hirviendo con sal al gusto, a fuego medio o medio bajo, entre 25 y 35 minutos. Sabrá que está lista cuando esté suave y comience a abrirse.
- Puede cortar la cocción sumergiéndola en agua fría.
- Para que quede menos fibrosa, puede añadir unas gotas de limón al agua durante la cocción.
- Si desea más sabor, puede cocinarla con ajo o laurel.
- Para evitar que el agua se derrame por la espuma, añada una cucharadita de aceite en la superficie, esto evitará que se riegue o se seque.
- No la deje en agua después de cocida, ya que se vuelve pastosa.
- Recuerde: la yuca siempre debe consumirse cocida, nunca cruda.
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Referencias