Es un aspecto fundamental para tener una vida en pareja plena, sana y satisfactoria.
El amor en la pareja se sostiene en una vida sexual activa, plena y placentera para las dos partes, en las que el encuentro se constituye en un espacio de intimidad, conexión y de cuidado para el otro. Ser pareja, de hecho, significa tener una vida sexual activa, responsable y con gozo mutuo.
Como en otros aspectos de la vida, la sexualidad cambia a lo largo del tiempo y se ve afectada por circunstancias y momentos por los que la pareja atraviesa. Es evidente que nuestro cuerpo cambia conforme pasa el tiempo y esos cambios influyen en nuestra sexualidad.
Desde la perspectiva de la salud, el cuidado de los órganos genitales debe constituirse en parte de la rutina saludable de hombres y mujeres a partir de la infancia y requerirá algunos procesos distintos, dependiendo de la edad en la que las personas estén. Las buenas prácticas sexuales son de suma importancia.
La salud sexual implica la consecución del bienestar físico, psicoemocional y sociocultural relacionado con la sexualidad e incluye una vida libre de enfermedades, violencia, dolor y, además, libre de prejuicios, culpabilidades, falsas expectativas o ideas equivocadas sobre lo que implica. La salud sexual, además, se relaciona con la experimentación de placer, el manejo y control de los impulsos propios del ser humano.
Los aspectos que debemos cuidar y tomar en cuenta para una vida sexual saludable
Limpieza y cuidado
Aunque puede parecer obvio y trillado hablar de la salud física del cuerpo, no todas las personas conocen cómo cuidar y mantener los órganos sexuales saludables. Esto es fundamental si se quiere vivir una sexualidad plena ya que constituyen la base física de la conexión que implica la intimidad sexual.
La limpieza y cuidado de las áreas genitales, en hombres y mujeres, principalmente con abundante agua y jabón neutro, debe ser parte de la rutina diaria de aseo.
Es muy importante ambos aseen su zona íntima antes del acto sexual, de esta manera se evitarán olores y sensaciones desagradables que puedan disminuir el interés y, también, se previene el contraer infecciones.
Aceptar y disfrutar la etapa vital en la que estamos
En la sociedad contemporánea, envejecer es un tabú, un hecho del que no se habla en casi ningún lugar y sobre el que muchas personas no quieren profundizar. Sin embargo, es algo del que nadie está exento y constituye un estado al que se llegará tarde o temprano.
En el ámbito de la sexualidad, la experiencia que dan los años es, siempre, un elemento favorable. Una sexualidad adulta saludable se sostiene en una mayor habilidad comunicativa y en menos inhibiciones, lo que permite la creatividad, la experimentación y la diversión.
Algunos aspectos saludables a tomar en cuenta para tener una sexualidad plena, independientemente de la etapa vital en la que la persona se encuentre son:
• Mantenerse informado sobre la sexualidad. Hay mucha literatura y cada vez más información sobre el tema, ya que hablar de sexo se está normalizando.
• Utilizar lubricantes. Evita dolores que pueden hacer que el deseo sexual disminuya. Es útil sobre todo para parejas adultas y adultas mayores.
• Practicar los ejercicios de Kegel. Consisten en apretar voluntariamente, durante dos o tres segundos, los músculos de la zona pélvica que se contraen cuando queremos detener la orina. Estos ejercicios, repetidos 10 veces, cinco veces al día, ponen “en forma” esas áreas.
• Acudir a profesionales médicos y psicólogos para comprender cómo mejorar la vida sexual y las relaciones y prevenir incomunicación y rupturas por lo no dicho.
Involucrarse, comprometerse y actuar
Una vida sexual saludable implica, también, un compromiso con uno mismo y con el otro. Se trata de autorizarse para mantener un vínculo (involucrarse), que implica actos para cuidar del otro y sostener el propio deseo para encontrarse, libre y abiertamente, con el deseo del otro.
Esto se logra destinando tiempo para la intimidad, reconociendo que la vida cotidiana llena de actividades el día y que hay que hacer un esfuerzo por darse el tiempo para conectarse con la relación, con el otro y con el placer mutuo.
También es importante reconocer que la intimidad con la pareja, no solamente se da en el momento del coito, sino que se va construyendo en la interacción cotidiana. El conversar con curiosidad, los besos, abrazos, caricias, coqueteos y acercamientos físicos, preparan el camino para el encuentro sexual y mantienen la llama encendida.
Finalmente, siempre es interesante variar y atreverse a salir de la convención. El hablar sobre sexo, no solamente desde la perspectiva de lo que hay que mejorar o cambiar, sino también de lo que se quiere, se desea o se imagina, constituye en un buen estímulo para involucrarse activamente, comprometerse con el bienestar del otro y, finalmente, hacer que el placer sexual sea el alimento que potencia y enriquece el vínculo de la pareja, que les da alegría y renueva el sentido para seguir juntos.
8 comentarios
Muy interesante
Estimad@, que gusto saber que este artículo es de su agrado. Esperamos que siga navegando en la Maxi Online y comparta con sus conocidos los temas de interés.
Excelente publicación
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Excelente Publicación
Estimad@ muchas gracias por su comentario. Nos alegra saber que el contenido de la Maxi online es de su interés. Le invitamos a navegar en las otras secciones de nuestra revista y compartir los temas de su interés.
Gracias, muy interesante información.
Estimada Nancy muchas gracias por su comentario. Nos alegra saber que el contenido de la Maxi online es de su interés. Le invitamos a navegar en las otras secciones de nuestra revista y compartir los temas de su interés.