miércoles 11 de diciembre de 2024

Mucho ojo al usar la internet

Mucho ojo al usar la internet

Mucho ojo al usar la internet

El mundo digital puede representar una ventaja en el diario vivir. No obstante, también hay riesgos que considerar.

Revista Maxi - Internet

La tecnología es una maravillosa herramienta que nos permite mantenernos conectados con el mundo. No obstante, también puede traer una serie de aspectos desfavorables, como el ciberacoso. Este puede ocurrir en cualquier momento, sobre todo al usar redes sociales y medios electrónicos para comunicarse.

Esta situación se da en forma de amenaza, con la difusión de fotos o información privada e, incluso, llega al robo de identidad. Las mujeres suelen ser las principales víctimas a escala mundial, al igual que en el Ecuador.

El caso más común es compartir información sobre la vida privada de la víctima, como fotos, mensajes o videos. También es probable que se usen estos medios para amenazar. Otra manera frecuente de hacerlo es divulgar rumores, mentiras o secretos de la víctima, además de excluirla de grupos o actividades. Debido a la facilidad con la que ocurre el ciberacoso, los niños y adolescentes pueden ser víctimas de esta situación.

Lidiar con una circunstancia de ese tipo es complejo, pero las siguientes acciones son útiles:

  • Si recibe contenido que perjudica la privacidad o dignidad de alguien más, jamás lo comparta y demuestre su malestar frente a eso.
  • Emplee su tiempo libre en actividades que no se relacionen con redes sociales.
  • Mientras comparta menos información personal, hay menor probabilidad de ser víctima de ciberacoso.
  • Si conoce a la víctima, bríndele su apoyo.

Me enfrenté al ciberacoso por dos años “Un compañero de escuela me envió una solicitud de amistad en las redes sociales. Como era una persona conocida, la acepté. Luego empezó el acoso y lo bloqueé, pero seguía creando cuentas falsas para que confirme sus solicitudes. Me mandaba mensajes disculpándose o amenazaba que iba a golpear a mi novio. Esto continuó por dos años. Finalmente, dejé de contestar”. María Eugenia (nombre protegido).

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Betul Rojeab Bravo

Psicóloga Clínica
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