Una alimentación que contenga suficiente proteína tiene múltiples beneficios para su salud y bienestar. ¿Cómo puede asegurarse de incluirla adecuadamente en su dieta?
¿Qué es la proteína y por qué es fundamental en su dieta?
Probablemente ha escuchado hablar de la proteína y de su importancia en su alimentación diaria. La proteína es uno de los tres macronutrientes esenciales que su cuerpo necesita para funcionar correctamente, junto con los carbohidratos y las grasas. Estos macronutrientes, aunque presentes en todos los alimentos que consume, se encuentran en diferentes proporciones dependiendo del tipo de alimento.
En nutrición, se suele clasificar los alimentos según el macronutriente que predomina en su composición: por ejemplo, la carne se asocia con las proteínas, mientras que el arroz se clasifica como carbohidrato. No obstante, es importante comprender que todos los alimentos contienen una mezcla de estos nutrientes en diversas cantidades. Por ello, no debe caer en la simplificación de pensar que solo ciertos alimentos le aportan proteína, ya que todos los grupos alimenticios pueden proporcionar una combinación de macronutrientes.
La importancia de la proteína en su salud
La proteína es esencial para el crecimiento, la reparación de tejidos y el adecuado funcionamiento de su sistema inmunológico. Además, desempeña un papel clave en la producción de enzimas y hormonas que regulan diversas funciones del cuerpo. Incluir una cantidad adecuada de proteína en su dieta no solo es crucial para mantener su masa muscular, sino también para conservar altos niveles de energía, y favorecer una piel, cabello y uñas saludables.
Entonces, ¿cómo puede incorporar más proteína en su dieta diaria de manera sencilla y deliciosa? La respuesta está en elegir alimentos ricos en proteínas, pero también en diversificar las opciones que le proporcionen todos los beneficios sin caer en la monotonía.

Clasificación de los alimentos y su relevancia en la nutrición
Clasificar los alimentos según el macronutriente predominante ha sido una perspectiva clave en la nutrición, que ha facilitado la comprensión de cómo se compone nuestra alimentación y ha permitido identificar posibles deficiencias nutricionales en individuos o grupos. Esta clasificación ha sido fundamental en la creación de recomendaciones dietéticas y guías alimentarias, las cuales nos orientan sobre las proporciones adecuadas de los macronutrientes en nuestra dieta diaria.
La dieta humana se compone, generalmente, de un 25-30% de calorías provenientes de grasas, un 45-65% de carbohidratos y un 10-15% de proteínas. Sin embargo, estos porcentajes varían según las costumbres alimentarias de cada cultura y se adaptan a las condiciones del entorno en el que las poblaciones habitan.
Por ejemplo, en las regiones extremadamente frías, como las del Ártico, las poblaciones esquimales, donde las plantas son escasas debido al clima, basan su dieta principalmente en alimentos de origen animal, ricos en proteínas y grasas. Esta adaptación ha permitido a estas poblaciones desarrollar mutaciones genéticas que optimizan la absorción de ciertos nutrientes esenciales, como la vitamina C, lo que les ayuda a evitar deficiencias nutricionales en condiciones climáticas tan severas.
Por otro lado, en los países de climas más cálidos, como el nuestro, donde la diversidad de alimentos vegetales es mucho mayor, las dietas tienden a ser más variadas. En estos casos, es común un mayor consumo de alimentos de origen vegetal, especialmente almidonados, y una ingesta relativamente menor de grasas y proteínas en comparación con las dietas de las regiones frías.

Una dieta adaptada a su entorno
La diversidad dietética que caracteriza a las poblaciones humanas demuestra cómo nuestra alimentación ha evolucionado y se ha ajustado a los diferentes ecosistemas. Esto subraya la importancia de considerar las condiciones geográficas y climáticas al analizar los hábitos alimenticios de distintos grupos. Además, pone en evidencia la flexibilidad y la capacidad de adaptación del ser humano a las diversas fuentes de nutrientes disponibles en su entorno natural.
Dentro de estos nutrientes esenciales, la proteína, al igual que las grasas y los carbohidratos, desempeña un papel fundamental en nuestra salud. Este macronutriente es utilizado principalmente para la reparación de tejidos, el mantenimiento de una masa muscular adecuada, la síntesis de hormonas y la regulación del metabolismo, entre otras funciones vitales. Si no consumimos suficiente proteína, los efectos sobre la salud pueden ser significativos. La falta crónica de este nutriente puede derivar en malnutrición, desnutrición, pérdida de masa muscular, piel y cabello secos, entre otras alteraciones.
El consumo de proteína está determinado por diversos factores, entre los que se incluyen el acceso a alimentos, la urbanización, las costumbres culturales, el nivel educativo y factores como el cambio climático. Por esta razón, una de las recomendaciones clave de los nutricionistas actuales es priorizar el consumo de alimentos naturales, ya que contienen una mayor concentración de nutrientes esenciales (macronutrientes, micronutrientes y fibra). Además, se recomienda incluir una fuente de proteína en cada comida del día para asegurar un aporte adecuado.

Identifique fácilmente las fuentes de proteína
¿Y qué sucede si una persona nunca ha sido introducida a los conceptos básicos de nutrición? ¿Cómo puede identificar las fuentes de proteína con mayor facilidad?
- Existen fuentes naturales de alimentos que contienen una mayor concentración de proteínas en su composición como: la carne roja y blanca, el pescado, los productos lácteos, los huevos, las legumbres (fréjol, lenteja, garbanzo, arveja, soya, maní), frutos secos (almendras, pistachos, marañones) y semillas (chía, linaza). Si usted encuentra productos que contienen algunos de los ingredientes ya mencionados, y cuentan como alimentos principales, es probable que sea un alimento alto en proteína, aunque no se mencione esta característica en el empaque. Por ejemplo:
- Chips de lenteja
- Carne seca
- Chips de grillo
- Tortillas de almendra
- Barra proteica.
- Productos procesados en polvo, que mencionan en su etiquetado su alto contenido de proteína: polvo de proteína a base de suero de leche, polvo de proteína de origen vegetal (puede tener proteína de chocho, amaranto, soya, etc.), premezcla de proteína para hacer pancakes, avena con proteína, etc.
- Productos líquidos que han sido fortificados con proteína; es decir, que han añadido proteína extra a su composición en algún porcentaje: leche UHT con 50% + proteína, bebida vegetal de soya con 47% + proteína, bebida proteica a base de suero de leche con 20g de proteína por porción, etc.

¿Cómo saber si está consumiendo suficiente proteína en su dieta?
Generalmente, se recomienda consumir entre 0.8 y 1.6 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal si no se practica deporte, y entre 1.6 y 2 gramos por kilogramo si se es deportista. Por ejemplo, si una persona pesa 70 kg y decide consumir 1.6 gramos de proteína por kilogramo, su ingesta diaria de proteína debería ser de 112 gramos.
¿Cómo puede aplicar este cálculo a su dieta diaria? Veamos un ejemplo práctico.
Comida | Porción | Proteína (g) |
Desayuno | ||
Huevo | 2 unidades | 12g |
Avena con leche | ½ taza de avena + 1 taza de leche | 13g |
Mantequilla de maní | 1 cucharada | 4g |
Total desayuno | 29g | |
Almuerzo | ||
Pechuga de pollo a la plancha | 100g | 31g |
Arroz integral | 1 taza (cocido, 200g) | 5g |
Brócoli al vapor | 1 taza (cocido, 150g) | 3g |
Total almuerzo | 39g | |
Cena | ||
Pescado | 100g | 25g |
Lentejas cocidas | 1 taza (200g) | 18g |
Espinaca salteada | 1 taza (cocido, 150g) | 5g |
Total cena | 48g | |
Snacks adicionales | ||
Yogur griego natural | 1 taza (200g) | 20g |
Almendras | 1 puñado (30g) | 6g |
Total | 142g |
En realidad, no es necesario contar cada gramo de proteína para asegurarse de consumir lo suficiente. De hecho, hacer esto podría generar ansiedad, y la idea es solucionar un problema, no complicarlo más. El truco radica en incluir una fuente de proteína en cada comida, asegurándose de que esta ocupe al menos un cuarto de su plato.
Si no realiza actividad deportiva de forma constante, como ocurre con los atletas de élite, generalmente no será necesario recurrir a suplementos como polvos o bebidas proteicas. Sin embargo, en algunas situaciones, estos productos pueden ser una opción práctica para incrementar su ingesta de proteína, especialmente si no tiene tiempo para preparar alimentos o está en un proceso de ganancia de peso o muscular.
Es importante recalcar que el éxito de una alimentación saludable radica en equilibrar los macronutrientes, priorizar alimentos naturales, cocinar en casa y consumir una amplia variedad de alimentos. Cuanto mayor sea la diversidad, mejor.