Le invitamos a dar un paseo a través de las décadas para recordar las tradiciones navideñas del pasado.
Dicen que recordar es volver a vivir y puede que muchos tengamos memorias especiales de las navidades más entrañables de nuestra niñez. Por ello, daremos un paseo para conmemorar cómo eran las pascuas en Ecuador en las décadas pasadas. Sin duda, múltiples momentos inolvidables regresarán a su mente.
70’s
Los festejos navideños en esta década solían ser más concurridos. Toda la familia extendida se reunía en la casa del anfitrión y se celebraba en grande. Una puntualidad de esta época era que el dueño de casa asuma todo el costo del festejo, pues era posible y más sencillo de hacerlo.
Luego de la tradicional cena navideña, que constaba del clásico pavo, ensaladas, arroces gourmet y los añadidos característicos de cada familia y región, se procedía a abrir los regalos con los niños. Las familias católicas asistían a la misa de gallo a las 00:00, cuando concluía la velada. Las costumbres religiosas eran el eje de las festividades en esta década, más que el aspecto comercial.
Regalos de la época
Los juguetes populares que los niños recibieron es esta década fueron los que hoy consideramos clásicos, como: Trompos, muñecas bebé, juegos como los palillos chinos, damas chinas, además de las culebras y escaleras. Otros regalos que llegaron hasta las faldas de los árboles fueron: Figuras de personajes conocidos de la época como Maz Zinger, patines de cuatro ruedas y el infaltable Viewmaster.
80’s
Es la época en la que el rezar la Novena se vuelve un evento social más que un acto en casa con la familia inmediata. La costumbre de realizar la oración en el hogar de un familiar diferente durante cada uno de los nueve días, inició en estos años.
Adicionalmente a la cena navideña del 24, era común realizar un almuerzo con toda la familia extendida el 25 de diciembre. Se determinaban lugares específicos y se negociaba con la familia en qué lugar se realizaría cada reunión.
Esta es la década en la que la tradición de la misa de gallo cambia. Esta conmemoración se empieza a llevar a cabo en la tarde del 24 o el día 25 por la mañana.
Regalos de la época
Los 80’s fue la década en la que la Barbie se posicionó como el obsequio perfecto para las niñas, pero no fue el único juguete popular. Las muñecas de Cabbage Patch Kids y toda su mercancía fue un fenómeno en esta década que también llegó al Ecuador. Por su parte, la primera consola de Nintendo, con el clásico juego de Mario, el Atari y las Tortugas Ninja fueron excelentes obsequios para los niños de la familia.
90’s
Los 90’s es cuando el eje más comercial de la festividad se posiciona. Hacer de la navidad una celebración más práctica es la prioridad. La decoración del hogar pasó a ser menos religiosa, dando protagonismo a las luces y a la figura de Papá Noel.
Debido a la globalización ascendente, muchas de las costumbres y modas norteamericanas o europeas se incorporan localmente. Esta es la década en la que se adoptan tradiciones como el juego del amigo secreto, la emisión de películas navideñas de Hollywood durante todo el mes y se escuchan villancicos en inglés.
Al llegar la fecha en cuestión, la concurrencia de los festejos se redujo. La cena del 24 y la celebración del 25 pasó de ser un acontecimiento con una gran cantidad de invitados, a una reunión cada vez más íntima.
Los regalos de la época
Las figuras de acción de los Power Rangers, el Gameboy y el Supernintendo fueron deseos que no faltaron en las cartas dirigidas hacia Papá Noel. Los personajes de Toy Story ilusionaron a cientos de niños y el Tamagotchi fue uno de los regalos más populares al cerrar esta década, al igual que las tarjetas y juguetes de Pokémon.
Un comentario
Es necesario decir que entre los años cincuenta y sesenta de mi infancia y adolescencia los regalos se depositaban en la cama de los niños , amanecían con uno el día 25, la cena era muy frugal en los hogares de modestos recursos económicos,en algunas ocasiones sólo el chocolate acompañado del pan de pascua que las madres compraban en panaderías del barrio o a los vendedores ambulantes que recorrían la ciudad en carretillas de madera forradas con papel periódico blanco, todo muy bien dispuesto.