Es momento de soltar expectativas, dejar de lado las comparaciones y mejorar su relación con usted mismo. 

En los primeros días del año, el clima social y personal suele estar lleno de una sensación de transición, expectativas y alegría por la posibilidad de comenzar algo nuevo. Sin embargo, también es común sentir frustración por lo que no ocurrió y la necesidad de hacer “borrón y cuenta nueva” para empezar de cero.

La idea de “reiniciar” la vida parece poco realista o difícil de concretarse y puede generar desesperanza y cansancio. Para que este 2026 no sea algo que simplemente le pase, le proponemos una manera distinta de entender el “reinicio”: no como un volver a empezar desde cero, sino como una oportunidad de valorar errores y aprendizajes para avanzar en el camino que desea.

¿Qué implican las expectativas sobre uno mismo y los demás?

Las expectativas son creencias, suposiciones o deseos sobre lo que esperamos que ocurra en el futuro. En ese sentido, funcionan como elementos motivadores que impulsan nuestras acciones y nos permiten proyectarnos hacia la realidad que queremos construir. El problema surge cuando les otorgamos tanta importancia y valor que dejan de ser un incentivo y se transforman en una exigencia que puede generar decepción o frustración. 

Si bien la decepción es parte del aprendizaje —porque nos ayuda a aterrizar y reconectar con la realidad—, cuando se vuelve constante y viene acompañada de ira o dolor, termina bloqueando el avance personal y dificultando cualquier cambio.

Estas son algunas razones por las que las expectativas se frustran y generan parálisis:

• Formar expectativas demasiado específicas o exactas, que limitan la libertad y olvidan que no todo depende de nosotros ni está bajo nuestro control, y que el contexto influye en los resultados.
• Esperar que las expectativas se cumplan por sí solas, sin definir un proceso ni acciones concretas para lograrlas.
• Plantear metas basadas en una realidad lejana o poco realista, sin considerar las condiciones del entorno.
• No reconocer sus propios recursos, fortalezas ni límites. Las expectativas deberían alinearse con lo que conocemos de nosotros mismos para poder potenciarnos y avanzar hacia lo que deseamos.

En definitiva, las expectativas también se construyen desde la relación que tenemos con nosotros mismos. Mientras más saludable sea esa relación, más realistas y alcanzables serán nuestras metas.

Mejore su relación consigo mismo

Una buena relación consigo mismo es la base para el bienestar emocional, ayuda a liberar culpas y permite concretar las expectativas que se plantea. Se trata de construir una conexión íntima y honesta que influye en cómo se ve, cómo se trata y cómo se relaciona con el mundo. Su diálogo interno, sus decisiones cotidianas y su capacidad para afrontar retos dependen directamente de esta relación. Al mejorar su relación con usted mismo, logrará:

• Establecer vínculos más auténticos y honestos con los demás.
• Mayor resiliencia y capacidad de afrontar la adversidad.
• Mejor capacidad de análisis y toma de decisiones cotidianas.
• Mayor autoconfianza y establecimiento de relaciones de confianza.
• Mejor manejo de la frustración, la ansiedad y el estrés.

¿Cómo fortalecer la relación consigo mismo?

1. Empiece a conocerse, aceptarse, respetarse: el camino del autoconocimiento no termina nunca, pero es importante aprender a tener conciencia sobre cuáles son las expectativas, culpas y comparaciones que le hacen daño.
2. Practique la autocompasión y el perdón: aprender a reconocer que somos seres humanos, que tenemos límites y podemos equivocarnos y acompañarnos a nosotros mismos en el camino del aprendizaje.
3. Aprenda a ponerse límites saludables: reconocer que puede hacer o no, y aprender a poner límites respetuosos a los demás es fundamental para su autoestima.  
4. Celebre la vida, los logros y el aprendizaje: la vida es un recorrido en el que se gana y se aprende, y eso merece ser valorado y celebrado.
   
   
   

Suelte las expectativas irreales

Como se había mencionado, tener expectativas es positivo cuando impulsan sus acciones y objetivos. En cambio, si adopta un rol pasivo y espera que las cosas sucedan sin involucrarse, es probable que aparezca la frustración. Estas ideas pueden ayudarle a soltar expectativas que no le aportan:

• Comparta sus expectativas con quienes estén involucrados para saber si pueden colaborar o si desean participar. 
• Hágase responsable de lo que espera; planifique, organice y actúe para alcanzar sus objetivos. 
• Reconozca lo que ya tiene y ha aprendido; nunca se parte de cero, incluso los errores dejan avances.
• Plantee expectativas realistas, abiertas y moldeables, capaces de adaptarse a lo que la vida presente.
• Sea flexible y curioso, recuerde que hay muchas rutas posibles y el proceso vale tanto como la meta.