El poder del tiempo de calidad

El poder del tiempo de calidad

El poder del tiempo de calidad

Descubra cómo fortalecer el vínculo con sus hijos mediante el juego y la conversación.

“Pasar tiempo con la familia (y en particular con los hijos)” es un lema que casi todas las parejas repiten continuamente en los foros, charlas y en terapia, como un deber ser que, en muchos casos, se asume con alegría y, en otros, como una carga —otra más— que viene junto con la decisión de ser padres y madres.

En nuestra sociedad, aún se espera que los padres trabajen fuera de casa para cubrir las necesidades del hogar y se les mide por el tiempo que dedican a sus hijos. En cambio, a las madres, aunque también trabajan fuera de casa, se les exige más respecto a la calidad de ese tiempo. Es aquí donde emerge una diferencia clave: no solo importa estar, sino cómo se está con ellos. Sin embargo, muchas parejas aún no tienen claro qué implica realmente “tiempo de calidad”.



¿Qué es el tiempo de calidad?

“El tiempo es relativo”, decía Einstein. Su percepción depende del observador: según el contexto o el interés, unos minutos pueden sentirse como segundos u horas (¿ha escuchado la expresión: “Fue como estar cinco minutos bajo el agua”?). Destinar tiempo para una actividad requiere, entonces, de una predisposición para ello. En el caso de pasar tiempo con los hijos, no basta con que los padres compartan el contexto (por ejemplo, el hogar) un número determinado de horas, cada uno en su habitación y haciendo sus cosas, sino que “compartir tiempo” implica, estar juntos, dialogar y relacionarse directamente con atención plena.

Es importante entender que el tiempo de calidad no se limita a recreación, ocio o vacaciones. A menudo, incluso en vacaciones, no se experimenta este tipo de tiempo. Se trata de estar presente, consciente y completamente con ellos: una conversación genuina, apoyo en tareas escolares con dedicación, o compartir momentos en la mesa, conversando y riendo. Estas acciones concretas son lo que realmente se percibe como tiempo de calidad.

¿Por qué es importante pasar tiempo de calidad con los hijos?

Darle calidad al tiempo que destinamos a nuestros hijos tiene múltiples beneficios para ellos: favorece el desarrollo cognitivo, genera bienestar y alegría, fortalece la seguridad y la autoestima, refuerza el sentido de pertenencia, y mejora su capacidad para crear vínculos sociales y lograr estabilidad emocional.

Por su parte, para los padres, compartir tiempo de calidad con sus hijos aporta un mayor sentido de pertenencia, una percepción de logro y satisfacción personal, refuerza la confianza en sus habilidades (al sentirse capaces de hacerlo bien), y brinda descanso y alegría.

Sin embargo, no siempre es fácil brindar ese tiempo de calidad. Las exigencias laborales, las preocupaciones constantes, la inseguridad (física, emocional o financiera) y, sobre todo, la presencia constante de las pantallas en la vida cotidiana, han reducido no solo el tiempo para compartir, sino también la calidad de esos encuentros.



Ideas para construir tiempo de calidad

Le ofrecemos algunas ideas para que la inversión de tiempo en familia signifique mayor conexión y fortalecimiento de vínculos.

  • Reconocer, como padres, la importancia de dar tiempo de calidad a los hijos: se trata de dedicar un momento cada día para compartir con los hijos (no tiene que ser largo), ya sea al llegar del trabajo, en el almuerzo o tras sus actividades. Lo importante es que los padres abran ese espacio con intención, presencia y atención plena.
  • Jugar: darse un espacio para jugar con los hijos es fundamental. El juego, de acuerdo a la edad y a los intereses de los hijos, alimenta la creatividad, provee herramientas para la resolución de conflictos, potencia el lenguaje y facilita la conexión. No se trata de competir, se trata de compartir.
  • Reglas para el uso de pantallas: es importante destinar un “tiempo libre de pantallas” para proponer temas de diálogo e interacción. No tiene por qué ser largo, pero sí recurrente, lo que permite el establecimiento de una rutina. Recuerde: el tiempo libre de pantallas es tanto para los padres como para los hijos, sin excepciones ni trampas.
  • Aprender a gestionar las emociones: comenzando por los padres, es fundamental aprender a manejar sus emociones y reaccionar con calma, comprensión y respeto en la relación con los hijos. A los hijos hay que ayudarles a procesar sus emociones y facilitarles espacios para expresar lo que sienten y piensan con libertad. Para lograrlo, es clave el apoyo del entorno cercano y de profesionales terapéuticos que brindan herramientas útiles.

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Maritza Crespo Balderrama M.A. y Diego Tapia Figueroa, Ph.D.

Psicólogos clínicos
098 706 2628

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