La empresa fabrica productos naturales a base de este pseudocereal ancestral, conocido por sus excelentes propiedades nutricionales.
Fue en 2008 cuando la madre de Carla Novoa sufrió una inflamación en su cerebro. Los médicos le diagnosticaron una baja en los niveles de serotonina, conocida como la ‘hormona de la felicidad’, lo que amenazaba con desembocar en ataques de pánico y depresión, entre otras patologías severas. Le recomendaron una serie de tratamientos, pero decidió enfocarse en alternativas naturales.
Fue así como descubrió el amaranto, un súper alimento que fue ampliamente usado por las culturas prehispánicas, rico en triptófano, un aminoácido que actúa como generador de serotonina en el cuerpo. Al consumirlo, su condición mejoró notablemente.
Fue así que decidió crear un emprendimiento familiar madre – hija, dar a conocer todas las bondades de este pseudocereal y aprovecharlo en un sinnúmero de productos alimenticios, como bebidas y risottos. De esta manera nació Amati Foods, en 2010.
En 12 años de existencia, la empresa ha logrado posicionarse en el competitivo segmento de los alimentos naturales, expandiendo su presencia en el mercado, diversificando sus líneas de negocio y llegando a las perchas de la cadena comercial más grande del Ecuador.
La propietaria comenta que todos sus alimentos son libres de edulcorantes, saborizantes, estabilizantes o colorantes. “El amaranto es tan noble que es una opción adecuada para personas que mantienen una dieta libre de gluten o lactosa, como los celiacos o lacto intolerantes. Nuestros productos son 100% naturales, lo que les da un sabor único. Además, la materia prima que usamos proviene del comercio justo con las comunidades indígenas de los Andes”, explica.
Una gran sociedad comercial
Prácticamente desde el inicio de sus actividades, uno de los principales objetivos de Amati era comercializar su producto en los supermercados de Corporación Favorita. La empresaria indica que tuvieron la buena fortuna de que esto se concrete durante su primer año de operaciones.
Madre e hija asistieron a una feria organizada por la Corporación, llamada ‘Ecuador compra Ecuador’, en donde se buscan nuevos proveedores con propuestas diferentes e inesperadas. “Fue el mismo Oliver Wrigth quien vio nuestro amaranto en el stand y me dijo: ¡Esto si me interesa, productos innovadores así! Me dejó su tarjeta y me dijo: dile a tu mami que venga a negociar conmigo”.
Desde entonces, el emprendimiento ha contado con el apoyo de la cadena comercial más grande del Ecuador en cada uno de sus productos, lo que ha permitido que la empresa crezca y diversifique su portafolio. De momento, están presentes en todos los formatos Supermaxi y Megamaxi a nivel nacional.
Asimismo, desde este año, Amati ingresó a la Alianza para el Emprendimiento e Innovación (AEI) y ya forman parte del Mercado Emprendedor, iniciativa que busca expandir las oportunidades de cada miembro de esta red de emprendedores.
Importante retribución social
Hasta la fecha, la empresa emplea a 10 colaboradores fijos. La emprendedora asegura que mantener una relación cercana con todos sus empleados es uno de los ejes que ha ayudado al éxito de este proyecto.
Por otro lado, comenta que su vínculo con las comunidades que siembran el amaranto se basa en el respeto y en la búsqueda de preservar sus conocimientos ancestrales sobre la tierra y las semillas andinas. “Actualmente estamos desarrollando una nueva línea de productos que incluyen temas de economía circular, con una empresa aliada que también es muy querida y respetada en el mercado ecuatoriano”.
En un futuro cercano, la meta para esta compañía es es continuar desarrollando productos bajo su filosofía de crear alimentos 100% naturales, deliciosos y nutritivos, que beneficien a las comunidades locales, así como continuar su camino de internacionalización. “Cuando nuestros productos se exportan a un nuevo destino, se siente como si conquistáramos la luna”.