sábado 27 de julio de 2024

Enfrentar el duelo de forma saludable

Enfrentar el duelo de forma saludable

Enfrentar el duelo de forma saludable

¿Cómo celebrar la vida de alguien que nos dejó? Hacer las paces con el luto es un proceso que puede conquistar.

“La muerte es parte de la vida”, una frase que se dice, pero que no siempre se puede asumir, sobre todo cuando el que ha muerto significa mucho para uno, es importante y lo amamos.

Vivir el duelo nos permite superar las pérdidas de cualquier tipo: el final de un trabajo, el cambio de casa o la muerte de un ser querido. El luto es la evidencia de que la persona se ha comprometido con algo o alguien, que es importante y que su ausencia generará un vacío que costará llenar o reemplazar.

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¿Qué es y qué implica el duelo?

Muchas personas han sufrido alguna vez un proceso de duelo o conocen a alguien que lo ha pasado o lo está pasando. En circunstancias como la pandemia, el dolor por la pérdida de tantas personas en corto tiempo trascendió mucho más que el núcleo familiar y muchos vivieron un luto (tristeza) vinculado con la evidencia de que tenemos poco bajo control y que la vida puede terminar de formas inesperadas.

El duelo, desde la perspectiva psicológica, es una respuesta emocional, necesaria y normal ante una pérdida. Es un proceso, requiere tiempo y paciencia para atravesarlo, y el acompañamiento de las personas que comparten el entorno de quien lo está viviendo.

No se trata de una enfermedad, o algo patológico, sino un período en que la persona que ha perdido a alguien importante debe reajustar sus emociones, reorganizar sus pensamientos, las formas de actuar, rutinas que han cambiado y, finalmente, enfocarse en retomar o continuar con sus proyectos.

El duelo habla del vínculo emocional profundo que la persona tuvo con quien murió y de la pérdida irreparable que este implica. Al mismo tiempo, evidencia la certeza de la muerte propia, de que el ser humano es finito y de la incertidumbre que nos acompaña como parte de la condición humana.

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Un camino que tiene etapas

En el acompañamiento a personas que viven duelos en la consulta clínica se evidencian algunos momentos del proceso que suelen estar presentes y que permiten ubicar etapas por las que se atraviesa para superar una pérdida tan importante. Ciertamente, no todos pasan por todas las etapas, ni es una secuencia única. Cada persona vive el proceso de duelo conforme a sus creencias, circunstancias, contextos culturales y sociales, dando cuenta de la diversidad de los seres humanos.

• Dependiendo de las circunstancias, el duelo por la muerte de un ser querido puede comenzar con una etapa de sorpresa y negación ante la situación (la muerte llega inesperadamente, por un accidente u otra circunstancia). Las personas suelen describir estos momentos como una sensación de estar fuera de la realidad, de que no puede ser cierto o que no puede estar pasando. También pueden quitarle importancia a lo sucedido o hacer como si no fuera algo doloroso o grave, continuando vehementemente con sus actividades e ignorando la pérdida.

Esta primera etapa implica una suerte de desorientación frente a la evidencia del fallecimiento y suele estar acompañada de bloqueos emocionales o poca manifestación emotiva.

• En muchos casos la segunda etapa del duelo es la ira o enojo resultado de la frustración y la impotencia por un hecho que no se puede controlar. Culpar a otros, tener manifestaciones de violencia o de autoagresión pueden ser algunas de las evidencias de que la persona está atravesando por esta etapa y que requiere un acompañamiento cercano (y paciente) de su entorno familiar o, incluso, de apoyo especializado.

• En la tercera etapa del duelo, quien ha perdido a un ser querido, fantasea o imagina que puede o podía hacer algo para evitar la muerte o pérdida de su ser querido. Se trata de una especie de negociación en la que se elucubra sobre “qué hubiera pasado si…” o se repasa lo que se debería haber hecho para evitar lo que está sucediendo.

• Con el paso del tiempo, la persona comienza a asumir que no puede hacer nada frente a la pérdida y que esta es irreparable. Comienza el contacto con las propias emociones surgidas de la ausencia y el vacío que deja la persona que ha muerto. Las emociones comienzan a aflorar como muestra de la recuperación y el proceso que se está transitando: tristeza, llanto, nostalgia, pérdida de interés por la vida cotidiana o aislamiento son comunes en este momento. 

Es importante que las personas del entorno observen y acompañen en esta etapa, normal y necesaria, del proceso de duelo, de manera que puedan detectar si hay una tristeza extrema u otras manifestaciones que podrían implicar la necesidad de un acercamiento y apoyo psicoterapéutico más directo. 

• Finalmente, como última etapa del proceso de duelo, está la aceptación. Se trata de aprender a vivir con el dolor de la pérdida y en un contexto en que el ser querido ya no está. La aceptación recupera, de múltiples maneras, la calma perdida por la cercanía de la muerte y comienza a retomar la alegría de vivir y sus proyectos vitales.

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El dolor compartido pesa menos

Si bien el duelo es una experiencia personal profunda, es evidente que el contexto de las relaciones vitales impacta (y se ve impactado) por este proceso. Frente a la muerte, como en otras facetas de la vida humana, hay una participación importante del entorno social y cultural para que el camino del luto sea transitado de una manera que permita continuar la vida con alegría y optimismo.

Proponemos algunas ideas para hacer del recuerdo de la persona fallecida una celebración de su vida:

1. Reconocer que el duelo es necesario y que experimentar dolor por la pérdida del ser querido es algo aceptable y que requiere un tiempo. Abrazar las emociones, vivirlas, dejarlas fluir y darles tiempo es sano, necesario y conveniente.

2. Participar en rituales de despedida también ayuda a comenzar a cambiar de página porque permite darle un punto final, simbólico, al proceso de la muerte. Adicionalmente los rituales (el que se elija o el que esté más cercano a cómo vivió la persona que ha muerto), es el espacio para que la comunidad y las personas del contexto puedan manifestar su apoyo y acompañamiento a los que han perdido a un familiar. La comunidad abraza a quienes se quedan, para recordarles que están vivos.

3. Recordar y hablar de la persona fallecida, contar sus anécdotas, reírse y alegrarse por haberlo conocido es parte importante de retomar la propia vida. Valorar y reconocer el impacto de quien murió en cada uno ayuda a tener conciencia de lo importante de continuar con la propia vida de manera creativa y con alegría.

4. Llevar a cabo alguna acción positiva, solidaria, creativa como manera de honrar la vida de quien ha fallecido, puede ayudar a mirar desde otras perspectivas la vida del ser querido y darle nuevos sentidos a su ausencia.

5. Pedir ayuda si se requiere. Si bien el duelo es personal, la compañía y apoyo de otras personas pueden ayudar a que se viva de una manera saludable. Contar con la ayuda de un psicoterapeuta o psicólogo, si es necesario, permite que el proceso se lleve de una manera adecuada y constructiva, valorando la vida y las experiencias de quien falleció y reconociendo que se puede vivir en un contexto en el que ya no está.

Es importante enfrentar y trabajar los propios duelos y pérdidas significativas, para ser capaces de acompañar, contener y ser un apoyo a otros parientes o amigos, que atraviesen lutos.

De ahí, que sea útil reflexionar sobre los propios ciclos (todos atravesamos etapas y ciclos y no son eternos) y los distintos duelos que se han experimentado y la forma exitosa en las que se los atravesó; aceptando nuestra fragilidad, vulnerabilidad y conectándonos con nuestros propios recursos y fortalezas y los de nuestras redes de apoyo.

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Maritza Crespo Balderrama, M.A. y Diego Tapia Figueroa, Ph.D

Psicólogos Clínicos
098 706 2628

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Comentarios

5 comentarios

  1. Todos los dias de mi vida voy a recordar a mi hijo lo extraño mucho y se que cada dia q pasa es un dia menos para llegar a estar al lado de el.mis lagrimas no se terminan solo cuando este al lado de el secare por fin mis lagrimas .te quiero mucho mi niño como quisiera abrazarte y darte un beso darte la bendicion arroparte .como duele y una parte de mi corazon se murio contigo.te amo hijo mio.

  2. Estoy pasando por un duelo muy doloroso, gracias por su articulo que permite ayudar a superar el mismo. Lo que es ilógico es que algunas personas quieran ponerle límite a la tristeza, el dolor y el llanto con las frases » ya pasará», » así mismo es», etc.

  3. Perdí a mi esposo hace año siete meses por covid …aún a esta fecha no logro aceptar su partida, me quedé totalmente sola porque luego de un matrimonio de 23 años no tuvimos hijos por una enfermedad mía, éramos el uno para el otro muy felices y creo esa dependencia no me permite superar su ausencia, trato de seguir adelante, trabajo, entrego mi amor a nuestro dos perritos trato de hacer mi vida, me permito reír pero siento y hay momentos en que duele mucho su ausencia y me sumo en un dolor infinito en soledad.

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