Si es su primera vez visitando la capital, estas son algunas de las actividades indispensables, que debe experimentar en la carita de Dios.

Por: Arseni Papell Cantallops

Quito, ciudad centenaria que nunca perderá su encanto, gracias a su imperecedera belleza. La que da la edad, sí, pero que se renueva con el tiempo en nuevas y vigorosas propuestas. Aquellas que Quito le ofrece para agradecerle el amor que tiene por ella. Las actividades que le proponemos son imperdibles si desea disfrutar de lo mejor que le ofrece la capital ¡Disfrútelas!

EL PANECILLO. El antiguo Yavirac de los Incas hoy lo preside la imagen de la Virgen Alada, imagen en gran tamaño de la insigne obra de Bernardo de Legarda. Suba a este pequeño cono volcánico y disfrute de la vista del Quito histórico, tratando de identificar sus iglesias, principalmente. El norte y sur de la ciudad se manifiestan, dejándole sentir el espíritu de la gran ciudad que ahora aprecia.

VISITAR LAS SIETE CRUCES. Algo bien quiteño y un excelente paseo es recorrer la calle de las Siete Cruces, que no es otra que la García Moreno. Búsquelas todas, desde Santa Bárbara al Antiguo Hospital de San Lázaro. No tendrá ningún premio, pero disfrutar de todas las iglesias del recorrido, entrando en ellas y visitándolas, será para usted un regalo celestial.

CALLE LA RONDA. Si, tras una caminata por las calles de Quito, le apetece descansar en un lugar tradicional, sus pasos le llevarán a La Ronda, la calle más colonial de la ciudad. La oferta de lugares para tomar algo, con o sin música, es grande. También hay tiendas artesanales donde encontrará oficios ya desaparecidos en favor de la modernidad. Tómese un canelazo y no deje de hacer “la ronda”, cuando de noche la guardia se paseaba para asegurar la seguridad de aquel Quito que terminaba en la quebrada de Jerusalén.

MITAD DEL MUNDO. No puede irse de Quito sin visitar la Ciudad Mitad del Mundo. Tiene que tomarse una foto con un pie en cada hemisferio. Puede obtener un certificado de su paso por aquí. Pero la Ciudad tiene más cosas. De hecho, recuerda a la Misión geodésica de 1736. Suba a la cúspide del Monumento de 30 metros de altura y visite el pabellón con obras de Guayasamín. Y si va en fines de semana, verá bailes tradicionales y otras cosas que se organizan en la plaza del pueblo.

DULCES TÍPICOS EN LA PLAZA GRANDE. Si ya almorzó, pero se olvidó de los postres, un fabuloso lugar para degustar un buen dulce tradicional es la Plaza Grande (o de la Independencia). En las paredes incas de la catedral, hay una serie de pequeños lugares para sentarse y tomar algo. Y claro, si busca lo típico, aquí hay toda una variedad de postres quiteños: quimbolitos, quesadillas, pristiños, cocadas, buñuelos y un sinfín de tentaciones. ¿Y qué me dice de higos con queso, o chocolate con frutos secos? Ojo con las calorías.

DISFRUTE EN LA PLAZA FOCH. Corazón de barrio de la Mariscal, la Plaza Foch vive de día y mucho más de tarde y noche. Ideal para tomar alguna copa, cenar, degustar un café o cantar en algún karaoke. Puede pasar un rato de lo más agradable. Eso sí, déjese llevar por el ritmo de la gente y sus ganas de pasarlo bien. Y si pasara por allí una festiva chiva, súbase a ella y participe de la alegría de sus compañeros de viaje.

MUSEO DE LA PATRIA. Otro mirador de Quito, adosado a las paredes del Pichincha y donde se gestó la victoria final sobre la España imperialista. El Museo es un homenaje a los héroes y hechos de aquella batalla. También es lugar para vivir otros acontecimientos de la historia patria y sentir el orgullo de ser ecuatoriano. Pero, asimismo, tiene una buena vista sobre el Quito histórico y en días claros, al Antizana lo tendrá en frente.

RINCÓN LA RONDA. En Quito tiene una buena oferta gastronómica, tanto ecuatoriana como internacional. Pero para celebrar Quito, qué mejor que buscar un restaurante tradicional de esta ciudad y que le encantará: el Rincón La Ronda. Sea nacional o extranjero, déjese llevar por los sabores propios de este país y celebre sus exquisiteces. Ponerle ají es cuestión suya.

LA CAPILLA DEL HOMBRE. Este museo es un proyecto de Oswaldo Guayasamín, el gran artista ecuatoriano fallecido en 1999. Recoge gran parte de su obra, en pintura y en escultura. Con sus temas basados en los problemas de los pueblos latinos, desde México hasta Argentina, quedará sobrecogido y puede que, hasta asustado, por la dureza con que trata algunos temas. No se olvide de ver la “llama eterna” por los Derechos Humanos y la paz.

CRUZ LOMA. Una excelente manera para decir que ha visto toda la ciudad es subir en el teleférico a Cruz Loma, situada a 4 010 metros de altitud. La vista desde arriba es impresionante, pues de un solo vistazo abrazamos el Quito de hoy, tan distinto de aquel que nació en 1534. Una arriesgada manera de recordar su paso por el Pichincha es sentir el vértigo y el aire frío del páramo con el llamado “columpio del fin del mundo”. Vuele en él con Quito a sus pies. Hágase una foto que muestre a los demás su arriesgada aventura.