Equilibrada, nutritiva, sabrosa, fácil de preparar e ideal para el organismo. Así es la dieta mediterránea, compuesta por frutas, verduras y cereales.
Si quiere mantener una vida saludable sin privarse de deliciosos productos de consumo diario, una de las alternativas es la dieta mediterránea, llamada así porque se origina en países bañados por el Mar Mediterráneo como España, Francia, Italia y Grecia.
Estudios científicos determinaron que en estos países sus habitantes sufrían menos enfermedades coronarias y tenían bajos niveles de colesterol malo en la sangre, en relación a los de otros países.
Esta dieta es considerada una de las formas de alimentación más completa ya que privilegia el uso del aceite de oliva, mayor consumo de cereales, frutas y verduras, ingesta moderada de pecado, pollo, además de un bajo consumo de carne roja y vino en cantidades moderadas.
Características
• Variedad:
Hay una amplia oferta de alimentos que se incorpora en la dieta mediterránea, al estar constituida por verduras, cereales, frutos secos y en menor grado, carne rojas.
• Consumo:
Se los puede combinar con facilidad para lograr mejores resultados en beneficio del organismo.
• Equilibrio:
Contiene nutrientes que benefician a la salud. Proteínas, fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes que necesita el organismo.
• Disponibilidad:
Son alimentos que, por su variedad, se los encuentra en cualquier época del año.
• Comercialización:
Se los encuentra fácilmente en los supermercados.
• Preparación:
Son versátiles a la hora de cocinarlos, ya que se prestan para diferentes maneras de cocción. En el caso de las frutas y algunas verduras, incluso se las puede ingerir crudas.
Alimentos básicos de la dieta mediterránea
Aceite de oliva. Es el principal producto de la dieta mediterránea. Su consumo baja el colesterol malo y favorece al colesterol bueno. Por eso es muy recomendado para una buena salud cardiovascular, además de estimular la digestión y retardar el envejecimiento prematuro.
Frutas. Son deliciosas, hay de dónde escoger y son fáciles de consumir, ya sea directamente o en preparaciones. En su aspecto nutricional, las frutas son fuente de vitaminas, minerales y fibra. Su alto contenido en agua mantiene al cuerpo hidratado y ayuda al funcionamiento de los riñones.
Frutos secos. Son alimentos que se pueden incorporar en cualquier dieta. Ricos en proteínas y minerales como el calcio, magnesio, fósforo y antioxidantes. Su consumo ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, ya que actúan sobre los lípidos de la sangre. En conjunto, los frutos secos cuentan con un alto valor energético por lo que su consumo es ideal para personas que tienen un alto ritmo de actividad física.
Verduras. Tienen alto contenido de vitaminas y antioxidantes, con bajo contenido de proteínas y grasas. Protegen de enfermedades cardiovasculares. Son muy recomendadas en dietas para bajar de peso o mantener la línea.
Cereales y pan. Por su contenido rico en carbohidratos son fuente de energía para las actividades cotidianas. Aportan nutrientes como vitaminas, fibra y grasas.
Arroz. Ayuda a equilibrar y desintoxicar el organismo, porque interviene en la eliminación de toxinas y disminuye la retención de líquidos.
Queso y yogurt. Son productos que no pueden faltar en su alimentación diario ya que favorecen la flora intestinal, lo que permite a una mejor digestión. Además, al consumir estos alimentos, se logra aprovechar mejor los nutrientes que ingresan al organismo.
Pescado. Según la dieta mediterránea, su consumo debe ser por lo menos dos veces por semana. Los pescado son fuente de proteínas de alta calidad y de ácidos grasos Omega 3 y 6.
Beneficios para la salud
Con una buena combinación de alimentos en su dieta mediterránea logrará un equilibrio en su organismo, ya que, en su mayoría, estará consumiendo productos de origen natural. Entre los beneficios para el organismo al seguir esta dieta constan:
• Ayuda a controlar la presión arterial a través del consumo de aceite de oliva o las nueces, alimentos que actúan como antioxidantes y vasodilatadores.
• Por su contenido en hidratos de carbono ayuda a regular la glucosa que necesita el cuerpo, con lo que se previene la diabetes.
• Con el consumo de frutas se favorece la limpieza interna del organismo y ayuda a mantener una piel saludable.