Descubra la evolución de la dieta keto, más allá de la pérdida de peso.
Cuando hablamos de la dieta cetogénica, conocida popularmente como keto, pensamos en algo moderno, en creadores de contenido fitness y productos sin azúcar. Pero la verdad es que su origen es mucho más profundo, clínico y científico de lo que muchos imaginan.
La dieta keto fue desarrollada en la década de 1920 como una terapia nutricional para niños con epilepsia refractaria (aquella que no respondía a medicamentos). En el proceso, descubrieron que, al reducir los carbohidratos al mínimo, el cuerpo entra en cetosis, un estado metabólico en el que usa grasa como fuente principal de energía, produciendo cetonas que, entre otras cosas, modulan la actividad cerebral. Como resultado: las convulsiones disminuían y la función neurológica mejoraba.

Su evolución en el tiempo
Durante décadas, la dieta keto fue una herramienta de uso médico. Sin embargo, con el auge de la investigación enfocada en metabolismo, resistencia a la insulina, obesidad y salud cerebral, empezó a estudiarse más allá del entorno clínico. Nuevas investigaciones han explorado su rol en:
- Regulación de peso corporal y apetito.
- Control de la glucosa en personas con prediabetes o diabetes tipo 2.
- Soporte en enfermedades neurodegenerativas como alzhéimer y párkinson.
- Mejora de perfiles lipídicos (triglicéridos, colesterol HDL).
Con el boom del “low carb” (dieta baja en carbohidratos), la dieta keto se convirtió en tendencia global, dando paso a una industria entera: snacks, cafés, chocolates, mantequillas, suplementos y hasta vinos.

La dieta keto no es simplemente baja en calorías. Es una estrategia que transforma el metabolismo y se caracteriza por ser:
- Baja en carbohidratos (5 a 10 % del total de calorías diarias).
- Alta en grasas saludables como aguacate, coco, nueces, aceite de oliva. (70 a 75 % de las calorías diarias).
- Moderada en proteínas (ni demasiadas ni muy pocas) (20 a 25% de las calorías diarias).
Al implementarla, el cuerpo entra en cetosis nutricional y comienza a usar las grasas como combustible principal. Esto es radicalmente distinto a lo que la mayoría de las dietas tradicionales proponen.
Hoy sabemos que esta dieta puede ser útil, pero no es para todos ni para siempre. Su verdadero poder no está en lo restrictiva que es, sino en lo bien que se adapta cuando se la aplica con conciencia, conocimiento y propósito. Hay quienes la usan para perder peso. Otros, para enfocarse más, mejorar su energía o reducir inflamación. Y algunos, para alternarla con otros tipos de dieta según su estilo de vida.
Importante: dado que la dieta keto puede no ser adecuada para todos, se recomienda su implementación bajo supervisión médica, especialmente en personas con condiciones preexistentes. El acompañamiento de una persona experta en nutrición es esencial para asegurar su seguridad y eficacia.
Referencias
- Paoli, A., Rubini, A., Volek, J. S., & Grimaldi, K. A. (2013). Beyond weight loss: a review of the therapeutic uses of very-low-carbohydrate (ketogenic) diets. European Journal of Clinical Nutrition, 67(8), 789–796. Enlace
- Feinman, R. D., et al. (2015). Dietary carbohydrate restriction as the first approach in diabetes management: Critical review and evidence base. Nutrition, 31(1), 1–13. Enlace
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