Todos los tipos de cerveza pueden formar parte de una dieta equilibrada, siempre y cuando se consuman con moderación. Sin embargo, las cervezas con menos contenido de alcohol y calorías, como las cervezas ligeras o bajas en alcohol, pueden considerarse opciones más saludables si se beben con regularidad.
El consumo excesivo de cerveza puede contribuir al aumento de peso debido a su contenido calórico. Sin embargo, consumida con moderación y como parte de un estilo de vida saludable, no necesariamente causará aumento de peso.
La cerveza, en cantidades moderadas, puede tener ciertos beneficios para la salud, como la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas y la mejora de la salud ósea debido a su contenido de antioxidantes y minerales.
El consumo excesivo de cerveza (o cualquier otra bebida alcohólica) puede causar resaca debido a la deshidratación, la irritación del estómago y la intoxicación del cuerpo con productos de desecho del alcohol. Beber con moderación y mantenerse hidratado puede ayudar a reducir el riesgo de resaca.
Las cervezas Ale se fermentan a temperaturas más altas con levaduras de fermentación alta, lo que produce una amplia gama de sabores y aromas. Las Lagers, por otro lado, se fermentan a temperaturas más bajas con levaduras de fermentación baja, lo que resulta en un perfil de sabor más limpio.
La mayoría de las cervezas tradicionales están elaboradas con cebada o trigo, que contienen gluten. Sin embargo, hay cervezas disponibles en el mercado etiquetadas como «sin gluten», que se elaboran con ingredientes alternativos como arroz, maíz o sorgo.
El consumo moderado de cerveza generalmente no afecta significativamente el rendimiento deportivo. Sin embargo, el alcohol puede deshidratar el cuerpo y afectar la recuperación muscular, por lo que es importante limitarla antes o después del ejercicio.
La cerveza sin alcohol tiene un contenido de alcohol de menos del 0.5%, mientras que la cerveza de baja graduación alcohólica puede tener entre 0.5% y 3% de alcohol. La cerveza sin alcohol se somete a un proceso de desalcoholización, mientras que la cerveza de baja graduación alcohólica se elabora con menos cantidad de malta y/o un proceso de fermentación más corto.
Algunas personas pueden experimentar reacciones alérgicas a ciertos ingredientes de la cerveza, como la cebada, el trigo o el lúpulo. Estas reacciones pueden variar desde leves, como enrojecimiento o picazón, hasta más graves, como dificultad para respirar. Es importante estar atento a los síntomas y evitar la cerveza si se sospecha una alergia.
El consumo moderado de cerveza puede tener efectos leves sobre la presión arterial, tanto elevándola como reduciéndola temporalmente. Sin embargo, el consumo excesivo de alcohol puede aumentar el riesgo de hipertensión y otros problemas cardiovasculares.
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