jueves 18 de abril de 2024

Un chocolatero que aprende del campo

Un chocolatero que aprende del campo

Un chocolatero que aprende del campo

Santiago Peralta fue emprendedor y ahora es empresario. Trabaja con valores sólidos y una filosofía de vida solidaria. Es un Buen Ciudadano que cambia realidades.

Santiago Peralta inició sus estudios en Derecho en la universidad con el sueño de contribuir a la transformación del Ecuador y crear así un país más justo. Pero, en un momento de reflexión e introspección, se dio cuenta que esa profesión no era el mejor camino para sus aspiraciones. Fue así que se planteó recomenzar y dejó la carrera.

Tomó un tiempo para viajar y entendió el valor que tiene el cacao ecuatoriano, considerado el “mejor del mundo” en la gran industria chocolatera. No obstante, y a pesar de esa denominación, esa actividad representa un impacto menor en la economía y en la vida de los agricultores locales que lo cultivan.

Él investigó y descubrió que siete millones de personas aún son esclavizadas por temas relacionados con el cacao, viven en situaciones de extrema pobreza, sobre todo en el África. Entonces, junto con su esposa Carla Barboto, vio la oportunidad de poner en valor al cacao del Ecuador.

Revista Maxi - Un chocolate que aprende del campo

Lo pensaron desde un enfoque de calidad y sustentabilidad. “Queríamos generar valor agregado a partir de este producto para que los beneficios de su explotación se queden en el país. Así creamos Pacari”.

Empezaron con la producción de pasta de cacao. Santiago sabía que un kilo de chocolate costaba 10 veces más de lo que pagaban en el Ecuador. “Replanteamos la forma de consumir y pagar. Propusimos un precio estable y mayor a los agricultores, un monto que les motive a quedarse en el campo, que mantenga sus prácticas orgánicas. Eso logró que la gente valore su tierra, su labor y su cacao”.

El empresario asegura que en este camino ha aprendido todo el tiempo de los agricultores. Considera que todo ecuatoriano debería pasar una temporada en el campo, donde se viven situaciones duras, para así entender de mejor manera los problemas del país, ser más solidarios y proponer soluciones creativas.

Los creadores de Pacari iniciaron esta travesía sin ser expertos. “Poco a poco, aprendimos a exportar y a ser chocolateros. Entendemos de agricultura y somos mediadores”. Su gran lema es la sostenibilidad y el trabajar por un país mejor.

Tras 18 años de producción, Pacari mantiene contacto con 20 000 personas agricultoras, entre productoras de cacao, uvillas, mortiños, guayusa, café y otros productos que se usan para producir el sabor y calidad de sus chocolates. En el Ecuador trabajan con 4 000 agricultores y su producción se basa en ocho regiones de tres países.

El ‘secreto’ del equipo de esta empresa está en el aprendizaje permanente. Hacen pruebas e innovan con frecuencia. “Nunca estamos quietos, por ejemplo en la línea de sostenibilidad y cuidado del ambiente ahora tenemos una envoltura biodegradable”.

La historia de Santiago deja en evidencia que es posible hacer empresa de una manera diferente, generando situaciones favorables para los agricultores, sin afectar el ambiente. Pacari, al ser un producto orgánico, evita el uso de un aproximado de 10 millones de dólares en fertilizantes químicos.

Este producto Made in Ecuador ha llegado a más de 42 países y ha ganado premios internacionales por su calidad en sabor y en sus procesos. Eso evidencia que el aprendizaje permanente es fuente de innovación. “Contagiamos a mucha gente con profundidad, con respeto y parece que los ecuatorianos empezamos a ser ‘campeones’ en este movimiento de desarrollo de productos sustentables”, añadió Santiago.

“La clave para innovar es no parar. Si lo hacemos, nos aburrimos. Siempre hay que estar creando y mejorando”.
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