viernes 19 de abril de 2024

Maneje el estrés de forma constructiva

Maneje el estrés de forma constructiva

Maneje el estrés de forma constructiva

Es una situación inevitable en la vida, pero lo que importa es saber cómo reaccionar cuando se presenta.

El estrés no es un fenómeno nuevo. En las sociedades contemporáneas muchas personas lo toman como una forma de encarar la vida. La manera en que logramos “sobrevivir” a las presiones cotidianas y a las demandas sociales, económicas y familiares, en un mundo en el que la sensación de siempre quedar “en deuda” es constante.
Sin embargo, como todo, el estrés tiene un lado bueno: se puede convertir en un motivador del cambio. Nos permite enfrentarnos a los problemas y canalizar nuestra energía para aprovechar las situaciones que no hemos buscado y generar transformaciones significativas.

En nuestra consulta terapéutica hemos identificado que las personas que viven sumidas en el pasado, paralizadas en el dolor y en la pérdida hasta el punto de “enfermar”, tienen fuertes posibilidades de padecer depresión. La ansiedad, en cambio, es resultado de vivir la vida en función de un futuro que no conocemos y que nos atemoriza y nos bloquea. Finalmente, podríamos decir que el estrés es un exceso de presente. Un “ahora” que no podemos gestionar, que nos sobrepasa y que, por lo mismo, nos abruma llevándonos al descontrol, la ira, el aislamiento o la enfermedad física.

Esta situación no es sencilla de abordar y tampoco de vivir. Se trata de un fenómeno complejo en el que se ponen en juego las presiones del exterior (nuestros entornos familiares, sociales y laborales), nuestras propias expectativas (lo que quisiéramos lograr) y nuestras capacidades para balancear esos dos elementos.

Si bien, muchas veces hace falta ayuda profesional terapéutica para superar los efectos del estrés y aprender a gestionar nuestras emociones y temores sobre el presente, planteamos algunas ideas, surgidas de la experiencia de trabajo con personas que se acercaron a nuestra consulta, que pueden ser útiles para manejarlo de manera efectiva, asertiva y constructiva.



• Haga ejercicio. Puede sonar obvio, sin embargo, aunque el estrés tiene que ver con cómo y qué pensamos y sentimos, todo lo que pasa por nuestra cabeza puede “enraizarse” en nuestro cuerpo y afectarlo. Ejercitarse de forma constante, permite que el cuerpo se cargue de energía y que el cerebro gestione mejor las emociones con la producción de noradrenalina (para el moderar la respuesta del cerebro a situaciones estresantes), serotonina y endorfinas (que mejoran el ánimo). El ejercicio, además, permite percibir de una manera distinta al cuerpo, reconocerlo y valorarlo. Nos ubica en el presente de una forma constructiva y positiva. Posibilita un mejor descanso y nos vincula creativamente con el mundo y los demás.



• Aliméntese saludablemente. Mucho se habla de lo importante que es para el organismo una alimentación balanceada. No podemos negar que el estrés es uno de los principales enemigos de la nutrición, porque cambia nuestros hábitos, modifica nuestro estado anímico y nos quita tiempo que podríamos destinar a alimentarnos y beber agua. Comer bien y sano permite que nuestro cuerpo y nuestro cerebro estén nutridos y predispuestos a la resolución de los problemas de la vida cotidiana. Por otra parte, beber agua (al menos dos litros diarios) permite mayor concentración, activa el cerebro, limpia el organismo y mejora el humor.



• Limpiar y organizar el entorno del hogar y trabajo. La vida contemporánea nos lleva, muchas veces, a ignorar la limpieza del entorno en donde vivimos o trabajamos. Barrer o lavar platos puede ayudarnos a manejar mejor el estrés ya que al hacerlo, los movimientos repetitivos nos facilitan relajar la mente y si están acompañados de música que nos gusta, ayudan a distender el ánimo. Los espacios sucios y desordenados (el auto, la oficina o la habitación) dan sensación de agotamiento y bloqueo. Permitir que el aire inunde las habitaciones, poner las cosas en su lugar y botar la basura es una buena manera de aclarar la mente.

• Organice su día. Gestionar positivamente el tiempo es una de las maneras más eficaces de minimizar los efectos del estrés. Si bien llevar una agenda “minuto a minuto” es complejo porque no todo depende de nosotros, destinar tiempo -y respetarlo- para leer correos electrónicos, tener en cuenta el tiempo de movilización de un lugar a otro y priorizar las actividades del día pueden ahorrarnos preocupaciones y genera mejores ambientes laborales. La procrastinación (dejar para mañana lo que puede hacer hoy) y tener una larga lista de “pendientes”, por lo general, contribuye a actuar de manera reactiva y a que los entornos sociales y laborales donde nos desenvolvemos nos presionen, lo que aumenta los niveles de estrés.



• Salir de la rutina. Esto no significa, solamente, cambiar de actividades. Implica, sobre todo, aprender a desconectarse de lo que hacemos habitualmente y conectarse con las personas y las cosas que más nos gustan y queremos. Conocer nuevos lugares, con curiosidad y respeto, vivir la naturaleza y jugar, promueven la creatividad, la alegría y el aprendizaje. Intentar algo que no ha hecho antes y hacer planes divertidos también ayuda a enfrentar el estrés, ya que estudios demuestran que anticiparse a situaciones divertidas y placenteras es parte importante de disfrutar esas actividades.



• Ría. Quizás una de las mejoras maneras para superar el estrés es una buena carcajada. La risa reduce los niveles de cortisol (hormona relacionada con el estrés) y libera endorfinas (sustancias naturales que nos dan placer y alegría) en nuestro cerebro. Reírnos y mirar el mundo con humor, además, contribuye a desdramatizar, mejora las relaciones entre las personas, nos vincula a los demás de forma significativa y mejora la perspectiva ante las situaciones y problemas que nos agobian.



• Un tiempo para sus gustos. Escuchar la música, mirar películas, leer un libro, caminar o ir de compras tienen más en común de lo que pueda parecer. Se trata de actividades que son importantes para reducir y enfrentar el estrés cotidiano. Destinar tiempo para uno mismo, tomando un curso de idiomas o yoga, por ejemplo, es fundamental para recargar baterías y enfrentar, creativa y eficazmente, los problemas y situaciones complejas del día a día. Más allá de compartir tiempo de calidad con familia y amigos, lo cual también es necesario, destinar un tiempo al día o a la semana para usted mismo puede cambiar, significativamente, su forma de ver la vida.

• Priorice el afecto físico. Es importante para fortalecer las relaciones. Recibir y dar afecto aliviana el peso que puede estar generando una situación de estrés. La compañía amorosa de personas con las que tenemos confianza, sus abrazos y besos, son liberadores y tranquilizan de forma duradera. Algunos estudios señalan que atender y mimar a una mascota permite relajarse y tomar la vida con mayor humor y liviandad. El contacto con perros o gatos domésticos puede ser un factor importante para disminuir la ansiedad, reducir la tristeza o evitar la depresión.



• Los límites claros. Reconocer nuestras capacidades y ser honestos con nosotros mismos, implica reconocer hasta dónde podemos llegar, qué sabemos y podemos hacer y qué está por encima de nuestras habilidades. Tener claridad sobre esto nos facilita poner, amablemente, límites a los demás. Destinar tiempo para cada actividad, organizar nuestro día, también es una buena herramienta para reconocer qué es lo que podemos o no hacer, a qué nos podemos o no comprometer y poner límites a los otros, de manera que lo que hemos planificado pueda concretarse.



• Una ayuda invaluable. Es evidente que, muchas veces, aunque tengamos toda la voluntad y ganas para resolver los temas cotidianos que nos generan estrés, no podemos solos. Acudir a terapia psicológica es un recurso que podemos aprovechar para procesar y resignificar lo que nos agobia, y, también, aprender a gestionar de manera más asertiva nuestro tiempo y actividades. Una terapia psicológica no tiene por qué ser eterna y puede convertirse en una buena forma de fortalecer y movilizar nuestros recursos y capacidades para relacionarnos con los otros, y con el mundo, de manera positiva y trasformadora.

El estrés es parte de la vida, manejarlo de manera creativa puede ayudarnos a canalizar y concretar los logros que nos proponemos día a día.

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Maritza Crespo y Diego Tapia F.

Psicólogos Clínicos
0987062628
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